Todo para el último momento.

Hoy me tomé el día libre.

Entre proyectos, trabajos, compromisos navideños… ha sido un día de estress e indecisión. Decidí irme después de comer y con calma a terminar (por no decir empezar) las compras navideñas y me encontré de todo: atascos, rios de gente en la calle, juguetes agotados, frío y muy poco espíritu navideño en los dependientes. El resultado: bolsas y más bolsas en el maletero de mi coche, tickets para los cambios una vez intercambiemos regalos y una cuenta corriente que se acerca peligrosamente al cero.

El año que viene no me complico y hago las compras por internet: en el sofá de mi casa, sin pasar frío y sin ser arroyada por miles de personas. Además que me llegan directamente desde el Polo Norte.

Ya sólo me queda esperar y haberme portado bien este año para que Papá Noel me traiga algún que otro regalito de la lista que le envié 😉
(aunque si se le olvida algo, siempre puedo mandar un e-mail de urgencia a SSMM los Reyes Magos para que no se les olvide a ellos.)

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