Si hoy me hiciesen esa pregunta, necesitaría una pregunta más concreta para poder responder. Porque, claro, si me preguntas cuántos amigos tengo en facebook o si me preguntas cuántos seguidores tengo en twitter la respuesta será muy distinta a si me preguntas a cuántos de todos esos amigos los considero verdaderos amigos.
Y es que nos tomamos con mucha ligereza eso de los amigos en internet. ¿Realmente queremos compartir todas esa información sobre nuestra vida personal, fotografías y demás datos que damos en las redes sociales? Se está empezando a confundir relaciones personales y sociales con redes sociales. No se puede sustituir el contacto con personas, las actividades en sociedad, el proceso socializador de los más pequeños… con la interacción a través de la Red. Me parece que se están confundiendo los términos y que son pocos los que diferencian una cosa de la otra. Las relaciones en red no dejan de ser frías, lejanas y ausentes de todo contacto físico, por mucho que una persona te escriba 🙂 o te mande un gift animado, no dejan de ser palabras, dibujos que se pierden en la red. ¿Dónde quedaron los abrazos, las miradas complices o los besos apasionados? Las ventajas que nos brinda hoy internet y las inmensas posibilidades de comunicación que lleva asociadas tenemos que aprender también a usarlas, y usarlas con cabeza. Además, no perder el contacto con esos «amigos, amigos», los que el día que lo necesites te darán un abrazo o te secarán las lagrimas y no se limitarán a mandarte un «inbox». Que sí, que es cierto que internet ha sido una revolución, ¿pero hasta qué punto estamos preparados para el cambio?
Igual que a nivel de negocio internet es todavía una incognita para todos y que será el 2010 cuando esto empiece a definirse; a nivel de relaciones sociales las cosas estan difusas, sabemos cómo usarlas, las usamos, pero ¿las usamos bien? Realmente somos conscientes de que cada vez sustituimos más el contacto humano por el contacto con un ordenador, y si somos concientes, sabemos por qué lo estamos haciendo. ¿Dónde quedo eso de llamar a una amiga e irse a tomar un café para ponerse al día?