Yo pensaba que la finalidad de visitar una feria de ese tipo tenía que ver con la intención de ver que ofrecen los diferentes destinos turísticos, pero nunca pensé que fuera de forma tan literal. La visita se convierte en una lucha por coger cualquier tipo de merchandasing: bolis, chapas, cuelga-móviles, posters, agendas, libros, revistas, bolsas y más bolsas. Todavía no llego a entender qué harán todos los visitantes luego con semejante cantidad de material, pero está claro que las empresas se han aprendido de memoria que si quieres atraer a personas a tu stand debes ofrecerles algo a cambio: un boli o una chapa los más tradicionales, o un daikirí, un café, un masaje los más osados, instantáneamente se harán colas alrededor de tu stand.
Extrapolando todo esto, yo me pregunto hasta qué punto es efectiva esta técnica. Será un porcentaje muy pequeño el que al final se decida por la compra de tu producto o servicio. Viendo ayer la cola de gente para darse un masaje en el stand de Thailandia, realmente esas personas puede que ni sepan que están en el stand de Thailandia y que no tengan ningún interés por ir allí, pero se les ofrece algo gratuito y lo quieren. Y el problema es ese, que se ofrece algo gratuito y (perdón por la expresión) como buitres los asistentes se lanzan a por ello. La gran cantidad de contactos que se realizan no tiene demasiado valor; se olvidarán de esa experiencia tan pronto como se les ofrezca algo en otro stand.
Al fin y al cabo es el eterno debate: ¿cantidad o calidad (de clientes)?